La cultura de la confrontación política extrema tiene hondas raíces. Sigue su curso a pesar de la experiencia histórica de muchos pueblos y de prédicas y advertencias que alertan sobre el terrible daño que hace a nuestra sociedad. Sus cultores encuentran un deleite especial en la extinción del que llaman el contrario, sin detenerse a examinar el tiempo malgastado en la mutua destrucción y las oportunidades perdidas para las coincidencias, la cooperación y el logro de avances deseados por todos.
Hemos insistido en la necesidad de concentrar nuestros esfuerzos en promover acuerdos. En contra de quienes han hecho del conflicto político un culto, sostenemos que la concordia es el clima necesario para impulsar el bienestar humano. De la discordia programada y continua sólo queda destrucción y desolación.
En el campo de la economía está claro que, de un ambiente de violencia política, de inestabilidad e inseguridad generalizada, los capitales huyen en estampida. Sin inversiones en agricultura, en turismo, en industria pesada, en manufacturas, en comercio, en construcción, y en nuestro caso muy especialmente en petróleo, no habrá fuentes de empleo. Sin ingresos la familia se destruye. Las mayorías van quedando al margen del consumo de alimentos, calzados, textiles, transporte, vivienda, recreación. La pobreza y la miseria prevalecen. Ese es el producto final del conflicto sostenido en alto grado, permanente y sin fin, del cual algunos sectores se ufanan porque logran la aniquilación de adversarios, que al parecer era el único objetivo de sus luchas.
La búsqueda de acuerdos políticos en Venezuela se encuentra muy atrasada. Llevamos varios años tratando de destrancar el juego y negociadores de aquí y de allá siguen dando vueltas y vueltas sin producir mayores resultados. Hay que insistir. Hay que perfeccionar el diálogo.
Algo tan elemental como conformar un Consejo Nacional Electoral aceptado por dirigentes de oposición, por representantes del gobierno, y por todo el país, se ha convertido en una especie de imposible que retrata de cuerpo entero el arraigo de la cultura del conflicto a la que nos hemos referido. Al enemigo ni agua. Bajo esa perspectiva ya sabemos el resultado, la nada.
Posiblemente en las próximas horas la Asamblea Nacional designe los nuevos rectores del organismo electoral. Comenzarán entonces ataques a esa decisión por parte de candidatos y postulantes que no vieron cumplidas sus aspiraciones. Lloverán acusaciones de vendidos y colaboracionistas sobre los rectores designados. La élite que desde el exterior conduce la estrategia de agravamiento de la crisis seguirá desconociendo las instituciones.
En fin, cualquier modesto avance en el campo del entendimiento y la estabilidad política tratará de ser anulado.
Desde Soluciones para Venezuela llamamos a los diputados a la Asamblea Nacional a esforzarse en la construcción de un clima de paz y entendimiento, para lo que hay que ir más allá del tema electoral. Debe ser desempolvado el tema de los presos políticos que gradualmente ha sido sacado del debate bajo el asombro de familiares y amigos de decenas de personas quienes no han cometido delito alguno.
Reclamar los derechos de los trabajadores no es delito. Protestar abusos policiales no es delito. Reclamar por servicios básicos como agua, luz, transporte no es delito. Denunciar el alto costo de la vida no es delito.
Es necesario hacer justicia. Es urgente devolverle la paz a familias que viven un infierno como consecuencia del enguerrillamiento político. Urge un esfuerzo de paz que ponga a Venezuela por encima de odios y facturas pendientes.
Señores diputados, hagan de la nueva Asamblea Nacional una fuente de concordia y de reconciliación. Hagan de la Comisión para el Diálogo, Reconciliación y Paz una instancia productiva en la que los venezolanos veamos un punto de encuentro para la inclusión, para la convivencia, para el reencuentro y para un debate de altura, constructivo, con cara al porvenir.
Ya resuelto el tema de los rectores del Consejo Nacional Electoral, aborden el urgente y grave asunto de la pacificación de Venezuela. Es un tema complejo, hondo, pero empieza por la liberación de los presos políticos.
Esperamos por ustedes señores diputados.
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Publicado en El Periódico de Monagas el 4 de mayo de 2021.