La economía venezolana se redujo el último trimestre en 33%. No es sólo una estadística. Es lo que se ve en la nevera de la mayoría de los hogares del país. Ese 33% menos es lo que encuentra en su cartera cuando busca algo para darle a sus hijos. Es lo que ve en los anaqueles de los mercados.
Es lo que usted tarda en llegar al trabajo porque no hay camionetas ni autobuses en servicio por la falta de repuestos, la escasez de gasolina y porque a los transportistas que quedan en las rutas ya eso no les da para mantener a sus familias. Ese 33% menos es lo que pasa con la calidad de vida, de mal en peor.
La producción de bienes y la generación de empleos han sido muy golpeadas por ataques a la propiedad privada a través de invasiones, ocupaciones y expropiaciones; por aumentos indiscriminados de impuestos nacionales y municipales; por apropiarse el Estado de espacios económicos que los ciudadanos tienen necesidad y aspiración de ocupar; por encajes que obligan a la banca a retener el 92% de los fondos que reciben, lo que acabó con los préstamos personales, agropecuarios y para la pequeña y mediana industria. Como en un mundo al revés, en Venezuela la banca no presta dinero.
A ese desastre se suma un despiadado bloqueo económico de potencias extranjeras encompinchadas con políticos locales para que nadie compre nuestro petróleo y para que los organismos multilaterales y la banca internacional nieguen financiamiento a proyectos venezolanos. Esos políticos buscan llegar al poder generando una asfixia económica total para que el hambre haga metástasis y eso lleve a revueltas, implosiones sociales y a un caos generalizado que dé al traste con el gobierno de Maduro.
En Soluciones para Venezuela estamos comprometidos con realizar un trabajo político y legislativo serio, con orientaciones económicas que generen confianza en inversionistas, empresarios, trabajadores y comunidades, para relanzar las actividades económicas que hoy están de capa caída. Promoveremos políticas que enderecen los entuertos causados por el abusivo intervencionismo estatal. Sin ello no tendremos recuperación del aparato productivo.
Conformaremos una Asamblea Nacional patriótica, que asuma el liderazgo de un gran frente nacionalista, sin exclusiones, que levante la voz en cada pueblo y caserío de nuestro territorio y en cada uno de los países del planeta en contra de la perversa y destructora acción del bloqueo económico que empuja a Venezuela más hondo en el foso de la pobreza.
Pero no basta con asumir esos desafíos.
Las fuerzas productivas para desarrollarse necesitan más que corregir los desatinos de erráticas políticas económicas y derrotar el proyecto antipatriótico de quienes buscan el poder montados en montañas de cadáveres producto del hambre, o de guerras civiles, o intervenciones militares.
La producción avanza con el desarrollo científico y tecnológico. He allí la clave para multiplicar en todas las regiones cadenas productivas locales. Nuestro subdesarrollo científico y tecnológico es un oscuro socio de aquellas políticas económicas equivocadas y del antipatriótico proceder de quienes buscan el poder asfixiando la economía y propagando la pobreza con el bloqueo económico que reclaman y apadrinan.
Desde Soluciones para Venezuela trabajaremos en la nueva Asamblea Nacional para lograr que los contenidos, métodos y lenguajes del sistema educativo nacional incorporen los aportes de la ciencia y la tecnología; para que la investigación deje de ser la cenicienta en un subsistema universitario que sólo se dedica a la docencia y de una manera limitada, lo que ha quedado demostrado en estos tiempos de pandemia cuando no estaba preparado, ni lo está, para sustituir la tradicional educación presencial.
Ese divorcio con la ciencia y la tecnología se pone de manifiesto en la escasez de gasolina. Después de cien años de explotación petrolera y de casi medio siglo de la nacionalización de la industria, el país no es capaz de producir su propia gasolina. Tampoco produce lubricantes. Y de otros derivados del petróleo, ni hablar. Nuestro desarrollo tecnológico en la industria del plástico sólo llega hasta las sillas “Manaplast” conocidas en todos nuestros hogares.
Protestamos con sobradas razones el proyecto en ejecución del llamado Arco Minero, pero carecemos de las herramientas tecnológicas para señalar a los factores de la economía minera los parámetros a cumplir en la reorientación de ese desaguisado.
Y esas carencias tecnológicas son lamentablemente iguales en el desarrollo del transporte colectivo de pasajeros, en la distribución del gas doméstico y en proveer de agua potable a miles de vecindarios en todo el país. En fin, nuestra pobreza tiene el rostro del atraso científico y tecnológico.
No será posible salir de la pobreza y del atraso sin un ambicioso programa de investigación científica y de innovación tecnológica. Soluciones para Venezuela asume el compromiso de llegar a la Asamblea Nacional para desarrollar ese cambio en la conducción del país.
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Publicado el Ciudad CCS el 31 de agosto de 2020