Para nadie es un secreto que este modelo político-económico fracasó,y tiene al país sumido en la más profunda crisis de nuestra historia contemporánea.

Todo esto ocurria mientras buena parte de lo que ellos mismos dieron a denominar el G-4, «auto-proclamada» como única dirección política del país, protagonizaban un debate anti-nacional sumiso en torno a cuales factores exógenos vendrian a liberarnos del régimen y que la única salida era una intervención militar extranjera. El panorama se veía poco alentador.

Ante ese escenario, como la única vía, la más racional, humana y democrática, lo que se imponía para destrabar el juego y evitar una desgracia, era un diálogo. Es por eso que, en septiembre del año 2019, en Soluciones para Venezuela, con pie firme, con la frente en alto y con orgullo nacionalista, planteamos junto con otros factores democráticos un diálogo franco y sin segundas intenciones al gobierno. Así nace la Mesa de Diálogo Nacional.

Planteamos un diálogo con el fin de construir consenso y entendimiento que permita el retorno de la democracia, la institucionalidad y la reconciliación de todos los venezolanos,y así eliminar de una buena vez el fantasma de un confrontación fratricida que alentaban desde los extremos.

Era de urgente decisión convocar un diálogo plural que atendiera el interés nacional. Uno de sus principales retos era la designación de un nuevo CNE. Era una especie de clamor popular.

Centenares de diligencias se hicieron para que fuese nombrado por la Asamblea Nacional en el año 2019, pero ante la imposibilidad de que esto fuese una realidad por no contar el ente legislativo con las 2/3 partes de sus miembros para ello, es entonces que el TSJ sentenció la omisión legislativa y procede el máximo tribunal a nombrar los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral. Por cierto, figura bajo la cual fue nombrado el CNE saliente, que proclamó a lo actuales diputados a la Asamblea Nacional.

Ante esta nueva realidad el ente rector electoral estableció una fecha para la elecciones parlamentarias como esta plasmado en la Constutición, para el 6 de diciembre del año en curso.

Pero desde ya se ha desatado una campaña infame, voraz y plagada de inmensos recursos económicos en contra de las elecciones por parte de los cogollos de uno de los extremos. Le tienen tanto miedo al sufragio, que ni dentro de sus propias organizaciones hacen elecciones, si no revisen quiénes dirigen esos partidos desde hace décadas.

Pero debemos trabajar a brazo partido para que fracasen en su intento. No es en las armas, en la violencia, ni en abstenernos donde conseguiremos disipar el conflicto y la tragedia que padecemos.

Solo en la consulta popular, en el voto conseguiremos generar los cambios que el país reclama.

El esfuerzo de todos cosas buenas traerá.

¡Valor y pa’lante!

Marco Antonio Villarroel

Caracas,22 de Julio de 2020