Angustia, preocupación y dilema por resolver sus problemas es la constante permanente que ocupa mayoritariamente la mente de los venezolanos que  día a día, incrédulos por lo que ocurre y estupefactos ante la deplorable situación a que ha sido conducido el país, por mala praxis gubernamental, incapacidad, fines preconcebidos, ve a una oposición radical que, acatando recomendaciones y planes foráneos hoy pretenden someter y adueñarse del hartazgo de buena parte de los venezolanos, tratando de seguir estimulando invasiones extranjeras y bloqueos económicos, que, si bien no son los causantes de esta debacle en la que estamos sumergidos, si ha hecho un gran favor al agravar la crisis. Esto es, nada más ni nada menos, lo que ha ocurrido en Venezuela en las dos últimas décadas, donde la destrucción, anarquía y fracaso del Gobierno son públicos y notorios, pero la testarudez y egolatría de algunos también tiene buena parte de culpa


El país continúa en caída libre, los precios de los alimentos nos abruman, nuestro Bolívar dejo de ser fuerte para ser una moneda poco apetecida…perdió su valor; la emigración pareciera indetenible, las carreteras se llenan de caminantes que buscan en otros países el futuro o la tranquilidad que el suyo no les puede dar; y para colmo de males, una nueva cepa del Covid-19 nos ataca.

Ante esto la expectativa crece por una nueva posibilidad de generar cambios que nos pudieran a ayudar a ver un rayito de luz al final del túnel. Las elecciones de nuevos gobernadores y nuevos alcaldes pudieran ser el inicio, de una buena vez de los cambios que se deben generar, y ser apertura definitiva al camino de la participación, que nunca hemos debido abandonar, ese es del deber ser, pero lamentablemente no es así.

Buena parte, de la oposición política, de los auto-denominados G4, particularmente la capitalina, o la que vive cómodamente en el exterior, plagada de dirigentes de pensamiento mezquino, engreídos de poseer un falso liderazgo que dista mucho de la realidad, porque no lo tienen y la gente lo sabe, muestran su testarudez personalista al pretender insinuarse e imponerse como los salvadores y poseedores de la verdad, están llamando de nuevo a ese fracaso llamado abstención, bajo el argumento de que ¨fuera de mí no hay otro¨ nada más falso que su misma egolatría. Pero cuan equivocados están, los dirigentes parroquiales, municipales y regionales están conscientes de que esa estrategia de¨ todo o nada¨ no dio resultado, y muchos de ellos están dispuestos a cambiar  esa estrategia, por la batalla, por la acumulación de fuerzas, con victorias parciales, progresivas, y esa batalla no es otra que la lucha electoral regional, que le de espacios de poder y hagan valer el liderazgo que se bregan día a día en cada caserío, en cada barrio, en cada ciudad.

De no ser así, entre la anarquía oficialista y la testarudez política de algunos, el país no vera  luz y no encontrará salida posible.

Hoy los habitantes de esta patria nuestra no somos presa fácil del engaño, pero debemos reconocer que hay casos graves de resistencia al cambio, pero el cambio debemos construirlo.

Somos víctimas de esta catastrófica vorágine que nos arropa y destruye. El problema es nuestro y nuestra debe ser la ¨SOLUCIÓN¨. No esperemos milagros que no han de venir. Olvidemos los protagonismos personales. Si equivocadamente algunos se consideran insustituibles: ¡Háganse a un lado para poder avanzar!  Renunciar al personalismo es un buen paso hacia el  rescate de Venezuela que es nuestro objetivo.

Valor y pa’lante

Marco Antonio Villarroel Fermín

Secretario Político Nacional

Soluciones para Venezuela