Está claro que la crisis se generó y desarrolló mucho antes que la imposición de las sanciones. Así ocurrió con las empresas básicas de Guayana, con la industria textil y del calzado, con la producción de alimentos, con el turismo, la agricultura y con la industria petrolera. La respuesta ante la existencia de esa terrible crisis no puede ser agravarla, que es lo que se han propuesto con las sanciones. Los problemas hay que resolverlos, no empeorarlos.